“Sensualidad Arquitectónica” (2019), materializa el fragmento del cuerpo femenino que más representativo y sensual le resulta a la autora: la pelvis, las caderas y el vientre, donde se concibe la vida.
La geometría y la arquitectura vuelven a estar presentes en la obra de González I. Llevando el concepto de fragmentación del cuerpo a lo literal, este se secciona en planos horizontales que por separado no significarían nada, pero al ordenarse conforman, casi a modo de arquitectura, el volumen y las curvas características del cuerpo de la mujer.
Debido a la precisión que requería cada pieza, el diseño de la obra, fue realizado en un software de diseño 3D y, posteriormente, se procedió al corte de la mayoría de las planchas con una fresadora CNC, siendo las demás cortadas con una fresadora manual u otras herramientas.